Disfrutad!!!!!!
Makoto se dirigía a casa de Haru como cada mañana, sabiendo que su
amigo, una vez que se metía en la bañera, perdía por completo la
noción del tiempo y podía tirarse todo el día allí dentro antes
de que se diera cuenta.
Como siempre, ignoró la puerta principal que sabía que no seria
abierta y se dirigió a la trasera, la cual Haruka siempre dejaba
abierta, creando un extraño sistema de seguridad en su casa.
Mako pensaba que no habían entrado a robarle nunca, pero luego
pensaba en el pequeño pueblo en el que vivían, donde todos se
conocían y debían saber de sobra que Haru no tendría nada de valor
como para poder robarle. Como mucho, podrían llevarse sus caballas y
piñas, pero harían más daño psicológico que otra cosa.
Con una pequeña sonrisa en los labios ante semejante idea, abrió la
puerta y se dirigió directamente hacia el cuarto de baño, ignorando
el resto de estancias vacías.
Si Haru se encontraba en alguna estancia de la casa, estaba más que
claro cual seria.
Sin ni siquiera detenerse a llamar, entró en el baño,
encontrándose, como se esperaba, a este metido en la bañera, con la
cabeza casi totalmente sumergida y los ojos cerrados, dando a parecer
que se encontraba en algún estado de trance que solo él era capaz
de alcanzar.
Sonriendo con dulzura, Mako lo observó durante unos instantes, pero
tenían que prepararse para ir a la escuela. Y si este no había
desayunado aun, como también era su costumbre, tardarían bastante.
-Mooo, Haru-chan,¿por qué haces lo mismo todos los días?. Acabarás
obligándome a venir a vivir aquí para controlarte-le dijo este,
acercándose hasta el borde de la bañera al tiempo que el hermoso
ojos azules los abría y los centraba en él.
-Quería darme una ducha antes-le contestó este con voz indiferente,
poniéndose en pie de golpe, dejando que el agua corriera por su
cuerpo mientras que Mako se sonrojaba.
Para variar en sus costumbres, en aquella ocasión, Haru no llevaba
puesto su bañador y su cuerpo aparecía en todo su esplendor frente
a los ojos del más tímido del grupo.
Sentía las mejillas ardieron de la vergüenza, pero, al mismo
tiempo, no podía dejar de mirar el espectacular cuerpo que Gou-chan
tantas veces había alagado.
Y Haru se percató del fijo escrutinio de su amigo.
-¿Por qué esa cara?. Ya nos habíamos visto antes en los
vestuarios-le recordó.
A lo que Mako solo pudo asentir, pero, aun así, sus ojos no podían
apartarse del cuerpo de este, creándole una extraña opresión en el
pecho cuanto más tiempo lo observaba, obligándole a tomar fuertes
bocanadas de aire que sonaban como jadeos ahogados y de su mente
desapareció todo aquello que estaba pensando decir a continuación.
-Oye, Haru-chan.....¿podría entrar a la bañera...yo también?-se
encontró diciendo de golpe.
Ni él mismo fue consciente de realizar esa pregunta, pero ahí había
quedado dicha, haciendo que el menor lo mirara con cara de sorpresa.
-¿Y eso?.
-Mis hermanos....querían bañarse conmigo ayer y estaban siendo tan
insistentes que al final no me bañe para que ninguno de los dos se
molestara y no he podido....lavarme como debiera.
-Esto es muy pequeño-comentó el peli-negro, observando su bañera
como si ese fuera el único inconveniente que pudiera encontrar a
semejante sugerencia.
-No hay problema. Si a ti no te molesta que estemos apretados...-dijo
Makoto, quitándose la chaqueta y la corbata del uniforme.
Haru lo observó un segundo, pero acabó asintiendo y se sentó de
nuevo en la bañera, dejando el sitio suficiente para que el enorme
cuerpo de Makoto entrara sin problemas.
Silenciosamente, este agradeció que Haru tuviera su vista puesta en
la ventana o habría encontrado que su amigo de la infancia estaba
más que feliz por poder bañarse con él y, una vez dentro de la
bañera, ninguno de los dos dijo nada. Haru continuo mirando hacia la
ventana y Makoto se dedicó a mirarlo a él, esa persona que siempre
se encontraba cerca suyo, ayudandole en silencio y formando parte de
su vida.
-¿Te has lavado la espalda, Haru-chan?-preguntó Makoto de golpe,
haciendo que la vista de este volviera a recaer sobre él.
-Lo he hecho.....más o menos.
-Mooo. Si no puedes tú solo, sabes que puedes pedirme ayuda,¿no?.
Date la vuelta.
Y Haru, confiando en su amigo, le dio la esponja y le dio la espalda,
quedando sentado entre las piernas extendidas de Makoto.
Por un segundo, todo lo que pudo hacer este fue contemplar toda
aquella extensión de dulce piel blanca de Haru, no encontrando
ninguna imperfección, pero cuando este le miró por encima del
hombro, comprobando que si todo iba bien, comenzó a frotar con
delicadeza, al tiempo que disfrutaba del tacto de la piel de este
bajo sus dedos mientras el peli-negro solo permanecía con la vista
al frente, ignorante del estado en el que se encontraba su amigo.
Tal vez, siendo de otro modo, este habría salido corriendo de
aquella bañera, alarmado, pero Makoto se mantenía a la suficiente
distancia para que este no notara nada.
Sin embargo, mientras le lavaba la espalda, tan cerca de él, con
aquel dulce aroma llegando hasta su nariz, no pudo evitar inclinarse
sobre él para poder olerlo más de cerca.
-¿Qué haces?-le preguntó Haru cuando notó la nariz de Makoto
olfateándolo, mirando de nuevo por encima del hombro con su aire de
indiferencia.
Pero este solo agarró su cabeza y lo hizo mirar al frente.
-Tú solo quedate quieto,¿si?. Solo será un momento.
Haru frunció el ceño, pero aun así obedeció y se quedó quieto,
esperando a ver que seria lo que Makoto haría a continuación.
Este dejó de frotar, soltando la esponja, que se quedó frotando por
el agua, y envolvió el cuerpo de Haru con los brazos, acariciando
cualquier porción de piel que quedara expuesta mientras seguía
oliendo la salinidad de su cuello, abriendo la boca y encontrándose
a sí mismo lamiéndolo, notando como este se sobresaltaba por ello.
-Makoto...tú...-murmuró este.
Pero una de las manos de Mako salió despedida hacia la boca de Haru,
silenciándolo.
-Solo este momento. Sé que en tu cabeza solo hay sitio para
Rin-chan, así que dejame al menos este momento.
Haru volvió a saltar ante la mención de el pelirrojo y miró a su
amigo con algo de pena, pero el nuevo roce de la mano de este sobre
su pecho le hizo cerrar los ojos y soltar un gemido contra su mano.
-Si te molesta, piensa que te esta tocando Rin-chan,¿de acuerdo?-le
dijo, intentando lucir una sonrisa.
Pero cuando vio la cara sonrojada de Haru, incapaz de mantener sus
ojos abiertos, toda expresión apacible en el rostro de este
desapareció por completo, reiterándose en sus caricias, acariciando
el pezón derecho de su amigo mientras aun mantenía su otra mano
sobre la boca de este, como si temiera que pudiera haber alguien que
los oyera.
El olor de la piel de este le estaba endureciendo aun más de lo que
ya estaba y, empujándole hacia él, comenzó a frotarse contra su
trasero, haciendo que los dos soltaran un gemido en aquella ocasión,
liberando la boca de este, pero agarrándolo por el mentón hasta
girarlo hacia él, introduciendo su lengua en la cavidad de Haru,
raspándole el paladar y obligando a su lengua a que jugara con la de
él.
La mano que había estado estimulando sus pezones con pequeños
tirones y pellizcos, que luego calmaba con pasadas raspantes de su
dedo, bajó hacia el miembro también erecto de este, sin ningún
tipo de tela en medio que pudiera suponerle algún tipo de
impedimento, acariciándolo desde la punta a la base con un lento
pasar, arrancando un nuevo gemido al menor.
-Haru-chan, eres tan sensible-comentó con agrado mientras lamia su
cuello hasta llegar al lóbulo de su oreja, que se dedicó a
mordisquear.
Pero lo único que este pudo hacer fue seguir gimiendo mientras se
removía entre los brazos de su amigo, tirando el agua fuera de la
bañera, empapándolo todo.
Volvió a mirar a este por encima de su hombro, pero Makoto estaba
demasiado ocupado besando el lateral de su mandíbula y su nuca
mientras continuaba meciéndose insistentemente contra él,
haciéndole sentir extrañamente ansioso y esperando por algo más.
Su miembro, entre aquellos dedos más grandes que los suyos propios,
parecía sentirse en la gloria y saltaba con cada nuevo movimiento
ascendente, perdiendo su humedad entre el agua de la bañera y
alzándose cada vez mientras sentía que aquella parte de su cuerpo
se endurecía más de la cuenta, a punto de estallar.
Solo recordaba haberse sentido de forma parecida, pero eso había
sido hacia demasiado tiempo.
Desde entonces, él mismo nunca había conseguido llegar a aquel
estado de nuevo.
Sin embargo, allí estaba Makoto, dejando su mente en blanco mientras
se estremecía contra él, notando su miembro rozándose
continuamente en aquella parte que bien parecía querer albergarlo en
su interior.
Con una sucesión de movimientos rápidos más que lo dejaron
jadeando, sujetándose a los bordes de la bañera, Makoto le hizo
llegar al clímax con un sonoro gemido que rebotó en las paredes de
baño, haciendo que el mayor lo mirara, intentando no perderse nada
de aquel momento.
Haru había sido su mejor amigo y su primer y único amor.
No iba a permitirse perderse una imagen tan sexy como la de ver a
Haru perdido en el placer, olvidada ya aquella cara indiferente que
le caracterizaba, y, aprovechando que este aun se estremecía por las
replicas de su orgasmo, lo inclinó hacia el borde de la bañera,
poniéndole a cuatro patas, dejando que la vista de aquel hermoso
trasero diera contra él.
-¿Qué....piensas ha....?-murmuró Haru cuando se dio cuenta de su
cambio de posición.
Pero cualquier palabra no hubiera servido de nada en comparación con
los gestos de Makoto, que posicionó su propio miembro, ya mucho más
que endurecido y exigiendo atenciones, en la entrada apretada de
este.
-Solo...no te muevas. No quiero hacerte daño-le susurró este,
inclinándose sobre su cuerpo mientras hacia un primer intento de
entrar.
Pero el grito de Haru le indicó que no era así.
Era demasiado grande para que un cuerpo poco acostumbrado como el de
su amigo lo acogiera sin más por aquella parte.
<<Con una chica no habría tantos problemas>>, pensó de
pronto.
Pero dejó esa idea de lado y, obligando a Haru a girar la cabeza de
nuevo hacia él, viendo las lágrimas de dolor que habían acudido a
sus ojos, volvió a besarle con aquel aire posesivo, invadiendo su
boca del mismo modo que quería invadir el resto de su cuerpo.
Cuan feliz seria si todo Haru le perteneciera, si fuera suyo, solo
suyo, y no pensara en nadie más.
Pero ambos sabían de sobra que eso jamás seria así y,
introduciendo de nuevo su lengua en la boca de Haru con ansias,
obligó al cuerpo de este a acogerlo en su interior, acallando los
gritos de este con sus labios al tiempo que su mano libre volvía al
miembro de este y comenzaba a masturbarlo al mismo ritmo que se mecía
contra su cuerpo, marcando un ritmo rudo y rápido que no tardo en
tenerlos jadeantes a los dos.
Cuando notó como el trasero de Haru parecía arrastrarlo hacia
dentro, tan apretado y suave, enterró la cara en su pelo, intentando
controlar su clímax hasta sintonizarlo con el peli-negro, el cual no
tardaría demasiado con los toques de Makoto.
Poco más tardo en notar como el cuerpo de este se tensaba contra él
y algo cálido salió de su cuerpo, haciéndole gritar de placer, al
mismo tiempo que Makoto dejaba de contenerse y se derramaba en su
interior con una dura embestida más, pensando que, sin duda, el
cuerpo de Haru era el mejor.
Sin embargo, cuando se alejo de él, mientras ambos recuperaban el
aliento, Makoto observó a este, aun apoyado en los bordes de la
bañera.
-¿Tú....aun prefieres a....?-murmuró tristemente en una pregunta
que casi no se oía dentro del pequeño cuarto.
Pero Haru le interrumpió antes de que siquiera pudiera armarse de
valor para terminar de formularla.
-Lo siento, Makoto.
Eso fue suficiente para que este se pusiera en pie y saliera de la
bañera.
-No te preocupes. No tienes de qué disculparte. En el fondo, yo ya
lo sabía y no debería haber estado esperando otra cosa. Además,
incluso me has dado este momento, que es más de lo que esperaba-le
dijo con una sonrisa que pretendía que no pareciera demasiado falsa.
Haru lo miró entre uno de sus brazos, aun recuperando el aliento y,
sintiendo lastima por los sentimientos que no podría corresponder
por su amigo, simplemente se quedó en silencio.
-Me adelantaré a ir a la escuela y me inventaré una excusa por la
que puedas llegar tarde, así que termina de arreglarte y desayuna
tranquilo. Nagisa y los demás te estaremos esperando en la azotea a
la hora del almuerzo.
-¡Makoto!-exclamó Haru, incorporándose cuando vio que este salia
con la ropa entre sus manos.
-¿Sí?-murmuró este, volviéndose hacia él intentando lucir como
siempre.
Aunque no podría tener a Haru como le gustaría, al menos tendría
el alivio de que podía contar con él como su amigo.
-Gracias-fue todo lo que le dijo.
Y Makoto no necesitó más palabras para entenderlo.
Le agradecía que entendiera sus sentimientos por Rin y que, aun así,
permaneciera a su lado.
Volvió a dirigirle una sonrisa, en aquel momento sincera, y salió
del cuarto sin añadir nada más.
Haru permaneció observando la puerta cerrada durante unos instantes,
pero después elevó la vista al techo del baño y acabó dejando
escapar un suspiro.
El agua se había quedado fría hacia ya mucho y tendría que
cambiarla, pensó mientras salia de la bañera.
Observó esta durante un momento, recreando en su mente lo que allí
había pasado, pero, negando con la cabeza, salió al cuarto contiguo
para empezar a vestirse.
…
A lo largo del día en la escuela, Haru y Makoto se comportaron como
siempre delante de los demás e incluso parecía que entre ellos un
aura de tensión se había esfumado para siempre, así que nadie
preguntó si les había ocurrido algo o si simplemente habían
llegado siquiera a sospechar lo que había tenido lugar en la casa
del peli-negro.
Cuando las clases acabaron y Haru le informó de que iba a ir a la
piscina, aunque el tiempo ya había comenzado a volverse frío, este
solo sonrió como habitualmente, pero le informó que tenía que
acompañar a sus hermanos al dentista.
-Dicen que si voy con ellos, les da menos miedo y mis padres piensan
que así es mejor-le contó.
Y Haru solo asintió, sabiendo el cariño desmedido que los dos
hermanos mellizos de Mako le tenían a este.
Aun con todo, se despidieron en la puerta de la clase y cada uno giró
hacia un camino distinto.
Haru tardó en llegar a la piscina lo que tardó en quitarse la ropa
hasta quedar con su conocido bañador negro con detalles violetas, de
los que solo él podía notar la diferencia de todos cuanto tenía.
Pero cuando llegó hasta la piscina, se encontró con que Rei ya
estaba en el agua, practicando solo su estilo mariposa.
Había sido una pena que la competición le hubiera dejado su puesto
a Rin y no hubiera podido poner a prueba todo lo que había estado
practicando, pero ya se había concienciado en que mejoraría aun más
para la siguiente competición.
Sentándose en el borde de la piscina, Haru solo lo contempló
durante un rato, hasta que este se dio cuenta de su presencia.
-Haruka-sempai, ¿lleva mucho tiempo ahí mirando?-le preguntó este,
con las mejillas algo coloreadas de rojo, parándose a los pies de
Haru.
-Solo un poco. Has mejorado bastante.
Lo que arrancó una sonrisa a Rei.
-¿De verdad lo cree?. Me he estado entrenando diariamente con los
programas de entrenamiento que Gou ha estado haciendo para mi.
-Al parecer, funcionan-le confirmó este con una simple afirmación
de cabeza.
-¿Y usted también ha venido a entrenar, Haruka-sempai?.
-Solo quería sentir el agua hoy-le indicó, alzando la vista hasta
albergar toda la piscina bajo sus ojos, creándole la sensación a
Rei de que había desaparecido de la visión de este.
Era un sentimiento extraño y perturbador, pero hermoso al mismo
tiempo, pudiendo contemplar a este con tranquilidad mientras Haru
solo permanecía con la vista al frente, demasiado perdido en la
visión del agua como para darse cuenta de algo más.
Sin embargo, en ese día también lucia algo diferente.
Ya fuera porque parecía más pensativo, con la mirada más perdida
de lo normal, o por el sol que daba en su espalda y lo hacia brillar
sin que él mismo se diera cuenta, todo aquello hizo que Rei se
sintiera con ganas de tocarlo, aunque solo fuera para darse cuenta de
que este era real y no una mera aparición de un ser angelical.
Desde el primer momento que había visto la forma de nadar de este,
había pensado que no había visto nunca nada tan hermoso como
Haruka-sempai, menos la figura de Nagisa claro, y ahora que los dos
estaban a solas allí, sin que nadie pudiera importunarles, la figura
angelical de este solo lograba hacerse aun más irresistible, como si
tuviera algún especie de imán que lo atrajera hacia él incluso sin
proponérselo.
-Haruka-sempai, entre en el agua antes de que se enfríe. El aire
empieza a soplar fuerte ya-le recomendó, colocando una mano sobre la
rodilla de este, que bajo la vista hacia él y asintió.
Cuando Haru se dejó caer dentro del agua, Rei no se movió ni un
milímetro de donde estaba, notando como el cuerpo de este se rozaba
contra el suyo mientras volvía a la superficie, arrancándole un
cálido jadeo.
Haru agitó la cabeza cuando salió para deshacerse del agua que le
empañaba la visión, pero cuando abrió los ojos, lo que se encontró
fue a Rei inclinándose hacia él, con una mano que le sujetó el
mentón y le impidió moverse de donde estaba.
Rei se sintió inmediatamente embriagado por la boca de Haru, el cual
estaba demasiado sorprendido incluso para poder cerrar la boca y se
vio invadido por la lengua de Rei del mismo modo en que se había
sentido por la de Makoto.
Sin embargo, este parecía mucho más experto en lo que de besar se
refería, retorciendo su lengua contra la suya como si estuviera
batallando más que jugar, arrancándole un escalofrío a lo largo de
toda la espalda.
-Haruka-sempai-murmuró Rei, haciéndole hacia atrás hasta tenerlo
contra el borde de la piscina.
Y él apenas pudo abrir la boca antes de que la boca ansiosa de este
volviera a rodearle, sometiéndole con la misma facilidad con la que
podría controlar a un niño.
Al tiempo que volvía a hundir la lengua en el interior de su boca,
explorándolo sin piedad, sujetó ambas manos de Haru a ambos lados
de su cuerpo, sin dejar que este pudiera moverse en absoluto,
mientras introducía una de sus piernas entre las de él, obligándole
a formar una cuna para sus cuerpos, que rápidamente comenzó a
frotar contra él.
La erección de Rei era tan evidente a través del bañador que Haru
sintió el calor correr por su cuerpo con la rapidez de un rayo,
quedando aun más indefenso entre sus brazos.
Cuando Rei se dio cuenta de que Haru parecía haberse dado por
vencido, liberó sus manos, que quedaron muertas a los costados,
mientras llevaba a las suyas al interior de sus bañadores,
comenzando un masaje al mismo ritmo que los hizo jadear a ambos.
-Eres...tan her...hermoso, Haru...Haruka-sempai-le murmuró Rei,
lamiendo su oído mientras le murmuraba aquellas palabras.
Este se agarro a los hombros delgados de su compañero de equipo con
la intención de apartarlo, pero cuanto más continuaba el peli-azul
con aquella masturbación a dos manos, más débil se sentía y solo
podía permanecer allí apoyado, gimiendo como una niña.
En ningún momento imaginó que la admiración de Rei por él podría
llegar a semejante nivel, pero así parecía ser, sin que se hubiera
dado cuenta.
Cuando la mano de este le estimulo la punta del miembro con una
sucesión de suaves y rápidos roces de su dedo, perdió la capacidad
de seguir pensando y apoyó la cabeza en el hombro de este, junto a
una de sus manos.
Mordiéndose el labio inferior para evitar soltar un gemido, se dio
cuenta que se había liberado contra la mano de este antes siquiera
de poder darse cuenta y miró sorprendido la cara de placer de Rei,
que también había llegado a su clímax mientras lo observaba.
Haru hizo la intención de alejarlo, salir de la piscina o
simplemente dejar de sentir las manos de este sobre su cuerpo, pero,
aun con todo, cuando se dio la vuelta para tratar de salir, Rei lo
abrazó contra su cuerpo, rozando una y otra vez la erección que
rápidamente había recuperado contra él.
Con aquella parte de su cuerpo tan sensible después de la sesión de
aquella mañana, no pudo evitar soltar un nuevo gemido que lo hizo
caer de nuevo junto a Rei, el que no tardó en aprovechar para hacer
desaparecer el bañador de ambos hasta dejarlos desnudos hasta más
abajo de la cintura y comenzó a frotarse más abiertamente contra
él.
-Rei...para-intentó decirle, agarrándose de nuevo al borde de la
piscina como aquella mañana se había agarrado al borde de su
bañera.
Pero como toda respuesta, solo recibió dos largos dedos en su canal
que comenzaron a buscar algún punto sensible en su interior, el cual
no tardó mucho en encontrar.
Tensándose contra él, Haru volvió a jadear en busca de aire
mientras los dedos de Rei lo preparaban concienzudamente, notando
que, de algún modo, aquella no era la primera vez en la que
Haruka-sempai hacia algo como aquello.
-Tiene un cuerpo tan lujurioso, sempai-murmuró este de nuevo contra
su oído, solo consiguiendo que Haru lo mirara por encima de su
hombro con una cara avergonzada y excitada.
Sacando los dedos de su interior, este no tardó en posicionar su
propio miembro en su lugar, sintiéndose tan endurecido como solo
recordaba veces anteriores haberse sentido ante la visión de cierto
simpático rubio que revoloteaba por todas partes.
Apartando eso de su mente, sujetó a Haru por sus caderas y,
depositando un casto beso en su hombro, se hundió en él mientras
gemía del mismo modo que este se tensaba y elevaba la vista al
cielo, en busca de aire.
No había esperado que estar dentro de su sempai se sintiera tan bien
y antes siquiera de asegurarse de que Haru estuviera preparado para
envolverlo, comenzó un vaivén sobre su cuerpo sin pausa, duramente,
clavándose en él con tantas ganas que soltaba un jadeo cada vez que
su miembro se perdía en el cuerpo del otro.
Haru solo pudo apretar los puños sobre el borde de la piscina,
sabiendo que él mismo no tardaría nada en culminar si Rei
continuaba dando de aquella manera contra aquel sensible brote que
había encontrado en su interior, conteniendo sus propios gemidos por
temor a que alguien pudiera oírlos.
Poco le quedaba para alcanzar su clímax, pero cuando encima Rei lo
giró, introduciendo su lengua de nuevo sin ningún cuidado, Haru
notó que se corría en el acto, tan parecido aquel momento a aquel
otro que lo había cambiado y removido tanto por dentro.
Apretándole en su interior por los temblores de placer que lo
arrasaron, Rei tampoco pudo contenerse mucho más tiempo y, con un
grito de alivio, se dejó liberar en su interior, apoyándose después
sobre Haru para recuperar el aliento.
-Sem...sempai...¿se...encuentra....bien?-consiguió preguntarle al
tiempo que su miembro abandonaba el interior de Haru con un húmedo
sonido que el agua a su alrededor se tragó.
Este solo asintió, sin saber bien que podría llegar a decir en un
momento como aquel.
-Espero no...haberle hecho....daño. Es solo que....no he podido
contenerme más....con usted-le dijo, teniendo la delicadeza de
volver a colocarle el bañador en su sitio.
-No pasa nada. Tampoco es algo que vayamos a contar.
-Sempai....usted ya tiene a alguien,¿verdad?.
Y aun sabiendo que no tenía la obligación de contestar a esa
pregunta, solo asintió, sonrojado, mientras Rei sonreía.
-¡Eso es fantástico, sempai!.¡De verdad espero que Rin lo acepte
también!.
Haru se volvió rápidamente con la intención de preguntarle como
sabía que se trataba de Rin, pero Rei ya se encontraba saliendo de
la piscina.
Con una ultima sonrisa, se inclinó hacia él en señal de despedida
y se alejó de allí mientras Haru aun lo observaba, sorprendido.
¿Tanto se le notaba que le gustaba Rin?.¿Acaso alguien más que
ellos dos sabían lo que había ocurrido aquel día, después de que
Rin les dijera que se iba a Australia?.
Tras aquella competición en que este había querido tener con él y
que tanto lo había hundido, Haru y Rin habían estado juntos en los
vestuarios, duchándose cada uno en los cubículos con los que
contaba el lugar.
Sin embargo, Rin había entrado en el suyo mientras Haru había
estado lavándose la cabeza, así que no se había dado cuenta de su
presencia hasta que las manos de este habían comenzado a acariciar
su pecho hasta descender con calma y sujetar su pequeño miembro de
aquel entonces con una mano, sobresaltándolo.
-¡¿Qué haces, Rin-kun?!-habia exclamado él, sonrojándose
sobremanera mientras se notaba sin fuerza al tiempo que este lo ponía
de cara contra la pared.
-Ya que al menos no he podido vencerte, quiero llevarme algo tuyo-le
había contestado este, sonando molesto.
Y Haru, sintiéndose culpable por el malestar de él, se había
dejado acariciar por este, gimiendo contra la pared, apoyado en ella
mientras la mano de Rin bombeaba sobre él sin ningún tipo de
delicadeza.
Aun se notaba caliente cada vez que recordaba aquellas manos
inexpertas que lo habían sometido con tanta facilidad. La misma con
la que Rin le había ordenado abrir las piernas y él lo había
hecho, extendiéndolas bien al tiempo que lamia los dedos que el
pelirrojo le había metido en la boca y le había ordenado lamer.
Cuando ya sentía todo el cuerpo más encendido que cualquier fiebre
pudiera conseguir, Rin le había introducido sin ningún cuidado
aquellos dedos que él había lamido, haciendo que se corriera contra
la pared en el acto, solo dándole tiempo a abrir los ojos con
sorpresa antes de que aquello que había salido de su cuerpo
resbalara por la pared hasta perderse por el desagüe a sus pies.
-Eres un chico caliente-le había dicho Rin al oído, soltando una
risilla malvada.
Y no tardó en sustituir sus dedos con otra parte de su cuerpo, que
invadió a Haru de tal manera que lo tuvo a punto de volver a
correrse.
Pero Rin le sujetó su miembro, apretándolo con fuerza, ordenandole
que no lo hiciera hasta que le diera permiso.
Haru se encontró jadeando en la piscina ante el simple recuerdo de
lo sucedido, pero agitó la cabeza tratando de tranquilizarse,
asegurándose de que nada extraño pareciera flotar por la piscina y
rezando en silencio por que los productos que esta llevaba se
deshicieran de las pruebas que contarían lo que allí había
sucedido.
…
Por otro lado, cuando Rei llegaba a las duchas, quitándose el gorro,
al tiempo que soltaba un suspiro de pesar, sabiendo que había
cometido un error en tomar a Haru de aquel modo en la piscina, Nagisa
entró por la puerta, luciendo tan feliz y brillante como de
costumbre, haciendo que Rei se endureciera de nuevo en el acto como
si no hubiera culminado ya dos veces.
Aquel jodido chico que lo había perseguido por todas partes para
conseguir que se uniera al club de natación había conseguido
introducirse más que bien en su cabeza, y en su corazón, y parecía
ser inútil tratar de sacarlo.
-Rei-chan,¿qué estás haciendo aquí?.¿Estabas entrenando?-le
preguntó este, acercándose a él, sin sospechar lo que su presencia
creaba en este.
Y, de algún modo, se sintió aun más culpable por lo que le había
hecho a Haru.
Su admiración por este le había llevado a hacer aquella locura, por
mucho que admitiera que había adorado aquella locura. Sin embargo,
tenía que admitir que el único para el que tenía ojos era Nagisa,
aquel que siempre estaba con él, el que siempre le animaba a seguir
entrenando y el que primero había tratado de enseñarle nadar.
-¿Ocurre algo, Rei-chan?-le preguntó este cuando vio la expresión
de dolor que surcó la cara de Rei, empezando a preocuparse.
Pero Rei solo se inclinó hacia él, envolviéndolo entre sus brazos
hasta tenerlo totalmente abrazado contra su cuerpo.
-Lo siento. Lo siento mucho, Nagisa-murmuró contra los rubios
cabellos, dejando a este desconcertado.
-¿Por qué?.¿Qué ha pasado, Rei-chan?.
Pero la única respuesta que tuvo fueron los labios de este.
Más dulces que los labios de Haru, los labios de Nagisa le supieron
a paraíso, tan inocente e inexperto, y, como para afirmar ese
pensamiento, mordisqueó sus labios como si pudiera arrancarlos y
comerlos, mientras lo arrastraba hasta la pared de las duchas, contra
las que le colocó mientras este trataba de entender que estaba
teniendo lugar allí.
Apenas parecía ser consciente de que Rei le estaba besando cuando
este ya había conseguido quitarle la corbata y la camisa de la
preparatoria.
-¡¿Qué demonios estás haciendo?!-le preguntó este, sonrojado a
más no poder hasta las orejas, sin atreverse a mirarlo a la cara.
Sin embargo, el mayor estaba más pendiente de observar el cuerpo de
Nagisa para no perderse detalle alguno.
Obviamente, le había visto con anterioridad sin ropa, tanto en los
entrenamientos como en las competiciones, pero nunca de ese modo,
nunca cuando sabía que este iba a ser suyo en breves momentos.
Porque, a pesar de que Nagisa no dejaba de quejarse con débiles
palabras, cuando Rei apresó sus manos en una de las suyas por encima
de la cabeza, todo intento de apartarse por parte de este quedó
cortado, solo permaneciendo contra la pared como él quería.
Emocionado con la idea de que este no solo no le rechazase, si no que
encima quisiera aquello tanto como él, le hizo inclinarse de nuevo
sobre Nagisa, instándole a que abriera la boca y le dejara entrar.
Y aun con una mirada llena de inocencia y vergüenza, Nagisa lo hizo,
casi logrando que Rei explotara dentro de sus pantalones.
La imagen de este sonrojado, casi desnudo, tan jodida y
encantadoramente excitado y a su merced era mucho más de lo que
podía soportar.
Liberando sus manos, lo que le ocasionó una pequeña mirada de pena
en el menor, Rei llevó una mano de Nagisa a la bragueta de este y
otra a la suya propia, instándole a que los acariciara.
-Sacánosla y empieza a tocarnos.
Y aun avergonzado, mirando a Rei con ojos suplicantes, este hizo lo
que le pedía, sacando sus miembros fuera de la prisión que eran sus
ropas y empezó a acariciarlos.
Primero por separado, con un lento movimiento ascendente y
descendente. Pero conforme ganada seguridad en sí mismo, oyendo los
gemidos de Rei contra su cuello, apoyado contra él como se
encontraba, acabó empleando una sola mano y alzando la cadera hacia
él, buscando desesperadamente un alivio que no sabía bien como
provocar.
Cuando Rei vio a Nagisa sollozante, pidiendo por esa liberación, lo
giró de cara a la pared, mordiéndole el oído y la mejilla, donde
le dejo una marca de posesión, que el menor solo recibió con
gemidos lastimeros de excitación.
-No sabes....lo que he....deseado esto-le murmuró contra su oído
mientras dejaba caer los pantalones de este hasta los tobillos, al
tiempo que Nagisa solo decía palabras inteligibles contra la pared.
Alzándole una pierna con un brazo para abrirle más, Rei se fundió
en el cuerpo de este de un duro empuje, teniendo que repetir el
movimiento varias veces para poder acabar entrando del todo mientras
el menor solo gritaba de cara a la pared, con los puños crispados a
ambos lados de su cabeza.
Si solo hubiera sido por eso, Rei hubiera pensado que le habría
hecho daño, pero el clímax de este ya resbalaba por la pared, con
Nagisa mirándolo tan fijamente como él.
-Que desperdicio... Nagisa. Me habría....gustado lamerlo.
Palabras que solo ocasionaron que este volviera a gemir al tiempo que
Rei comenzaba a bombear dentro de su cuerpo, recibiendo el toque de
la opresión de este sobre su miembro como un chorro de ambrosía.
Buscando que Nagisa también sintiera ese placer, agarró el miembro
de este, que exclamó con sorpresa cuando se vio estimulado por
partida doble, y marcó el mismo ritmo tanto con sus caderas como con
su mano, al tiempo que Nagisa solo parecía ser una masa temblorosa
de gemidos que miraba a Rei de vez en cuando a través de sus ojos
entrecerrados.
-Ahora.¡Vente ahora!-exclamó Rei cuando notó como su semilla le
quemaba dolorosamente de placer mientras invadía el trasero de
Nagisa.
Y este, como si hubiera esperado su orden, así lo había hecho,
apretando aun más los puños y gritando su nombre, al tiempo que
todo su cuerpo parecía sufrir un cortocircuito.
Rei permaneció abrazado al cuerpo de Nagisa mientras ambos retomaban
el aliento y cuando el menor se dio la vuelta hacia él, con una
pregunta bailándole en los ojos y sin aire aun para poder hablar, lo
único que le contestó este fue:
-Porque te amo.
…
Haru no confiaba en que las piernas le sostuvieran para volver.
Había esperado fuera de la piscina hasta que se secara para vestirse
e ir a casa, pero tras el paso de Makoto y Rei, las rodillas le
temblaban y aun podía sentir en su cuerpo todo cuanto le habían
hecho, como si este hubiera tomado una copia táctil en su piel que
se negaba a desaparecer.
Pero, quisiera su piel o no, eso debía eliminarlo.
Y rayos si lo hizo cuando se dirigía hacia la salida de la escuela y
se encontró con Rin mirándolo con mala cara.
Deteniéndose en el acto, Haru lo observó con cierta sorpresa y
miedo.
-Rin, ¿qué haces aquí?.
-Hoy no teníamos entrenamiento conjunto, pero como sabía que
estarías aquí, pensaba nadar unos largos. Pero....por lo que veo,
alguien ya ha ``nadado´´contigo-le dijo, sonando cada vez más
enfadado.
Era más que obvio que se le notaba lo que había hecho por mucho que
tratara de fingir delante de los demás. Ademas, si Rin no lo diera
por supuesto, ya lo habría confirmado ante la cara sonrojada de
este.
Acercándose a él a grandes zancadas, el pelirrojo lo cogió del
brazo y lo colocó contra la valla del colegio, cercándole con sus
brazos.
-¿Con quien lo has hecho?.
-Rin...yo...-trató de murmurar Haru, en un vano intento de calmarlo.
-¡¡¡¿Con quien coño lo has hecho?!!!-estalló este, obligando al
peli-azul a cerrar los ojos por el susto.
-Con...Makoto está....mañana y....con Rei hace...un rato.
Lo que solo sirvió para que el aura oscura de Rin flotara más
claramente a su alrededor, encogiendo a Haru más contra la valla,
sabiendo que no había hecho nada bien en hablar.
-¿Así que ahora eres así de fácil?.
-Tú fuiste el que me hiciste eso y luego te marchaste, dejándome
sin más-le recriminó Haru, siendo lo único que se le ocurrió
decir para defenderse.
Además, tampoco es que esas dos veces hubieran sido con su
consentimiento. No enteramente, al menos.
Rin lo miró con sorpresa, pero Haru le mantuvo la mirada, intentando
parecer lo más firme posible.
Pero, en vez de una disculpa por el trato brusco o algo parecido que
había esperado de él, Rin lo arrastró al pequeño cuarto donde los
alumnos antiguamente dejaban las escobas que empleaban para limpiar
los patios.
La cosa era que, con el tiempo, cuando se dieron cuenta que las
escobas volaban de allí, estas comenzaron a guardarse dentro,
dejando aquel pequeño cuartucho vacío y perfecto para lo que Rin
quisiera hacer.
-¿Te has sentido muy solo sin mi en este tiempo?-le preguntó este
junto al oído de manera lasciva, descendiendo la mano hasta la
bragueta de Haru cuando ambos quedaron encerrados juntos en el
interior de la caseta.
Allí encontró al amigo de este recuperado y pareciendo saltar por
él.
-Sí, de verdad parece que me has echado de menos-comentó, soltando
una risita.
-Rin-le recriminó Haru, sintiéndose mal por las burlas de este,
pero el pelirrojo solo lo giró hacia él, cogiéndole por la
barbilla para obligarle a mirarlo.
Sin problemas, le mantuvo la mirada y este sonrió más por ello.
-¿De verdad me necesitabas tanto?-le preguntó, llevándose las
manos a la cremallera de sus pantalones.
Y Haru, observando sus movimientos, solo pudo asentir, tragando
saliva.
-¿De verdad, de verdad me has echado tantísimo de menos?-volvió a
preguntar este, ya dejando a la vista una visión de su ropa interior
gris con bordes rojizos, haciendo que el aliento de Haru se atascara
aun más.
Pudiera ser que su miembro hubiera saltado ante sus caricias, pero el
del pelirrojo también se había puesto en guardia mientras lo
tocaba, luciendo sin problemas, apretándose contra la tela.
Y aun con una sonrisilla malvada, Rin se sentó en el suelo,
bajándose los calzoncillos solo lo suficiente para dejar a su
apretada y endurecida lanza libre de la tela, alzándose entre los
dos como un juguete preparado para su mero placer.
-¿Es esto lo que quieres?-le preguntó Rin, echando la cabeza hacia
un lateral, mientras sus facciones se habían endurecido por la
excitación.
Pero Haru negó con la cabeza.
-Eso no es lo único que quiero-le aseguró.
Lo que creo un extraño instante entre los dos donde ambos se miraron
sin decir nada.
Sin añadir palabra, Rin le hizo un gesto para que se acercara y,
cuando lo tuvo a la altura de su cara, le bajó tanto los pantalones
como el bañador.
-¿Qué estás haciendo?-le preguntó con el ceño fruncido, pensando
si este realmente no había entendido su declaración.
-Sí vas a ser mio, necesito que estés limpio de cualquier otro
tipo, así que ven aquí y recuerdame esa escena que siempre me tenía
excitado en Australia.
Y, con un cierto sonrojo, Haru se sentó sobre él, a pocos
centímetro de donde ambos parecían querer al otro.
-Rin, esto es.....-murmuró el peli-negro, mirando avergonzado el
espacio que los separaba.
Pero la mano del pelirrojo volvio a cogerle de la barbilla,
obligándole a mirarlo.
-Tú quieres ser mío,¿no?-. Haru asintió.-Bien, pues para eso
tienes que hacer lo que te diga,¿de acuerdo?-. Con lo que Haru solo
pudo volver a asentir.
Con una sonrisa, Rin le dio un casto beso en los labios, murmurando
un ``muy bien´´.
-Ahora quiero que abras la boca y saques tu lengua. No sabes las
ganas que he tenido de jugar con esa lengua sucia tuya.
Haru, avergonzado por esas palabras, miró un momento hacia otro
lado, pero, sonrojado, acabó haciendo lo que le pedía.
-Bien. Ahora lame mi pecho, luego sube por mi cuello y méteme esa
lengua tuya en la boca.
Y, de nuevo, este así lo hizo, desabrochando la camisa de este y
comenzando a lamer sus pezones.
Rin dio un salto cuando notó como Haru jugaba con ellos en su boca,
mordisqueándolos y rodándolos contra su lengua, lo que solo logró
endurecerlo aun más si cabía y poner menos distancia entre su
miembro y el trasero de este.
Sin poder contenerse más, alzó la cabeza del peli-azul de su tarea
y le invadió de inmediato, agarrándole por la nuca al mismo tiempo
que lo exploraba, utilizando su otra mano para agarrarlo de las
caderas y colocarlo sobre él.
Cuando anudó su lengua con la del menor, arrastrándole hacia su
boca, haciendo que Haru soltara un gemido de gusto, Rin le hizo
descender sobre él, acogiéndolo con un dulce abandono que lo dejó
jadeando mientras los toques de Haru se hacían más fuertes y
rápidos.
Siendo él ahora el que le sujetó la cabeza con ambas manos a Rin,
jugando con sus lenguas y haciéndoles ir de una boca a otra, fue
Haru el que se alzó sobre este y se dejó caer pesadamente,
arrancándose a sí mismo un gemido y gruñido en Rin, que se agarró
a las caderas de este hasta dejarle los dedos marcados.
-Ah....Kimochi (Se siente tan bien)-murmuró Haru, paseando su nariz
por la mejilla de Rin al tiempo que se dejaba caer de la misma
manera, volviéndole a arrancar un gruñido a este que le salia desde
el fondo del pecho.
Con las manos en sus caderas, Rin retomó el control después de unos
cuantos embistes más y marcó un ritmo más rápido y duro, anclando
a Haru sobre él de tal manera que este se hizo hacia atrás, incapaz
de contener sus gemidos mientras Rin se dedicó a morder y besar su
cuello, dejando unas marcas más que visibles.
Observando como este se descontrolaba sobre él, gimiente y perdido
en las sensaciones, Rin volvio a cogerle de la nuca, acercándole
hasta que pudo volver a besarle de aquella manera brusca, invasora y
que lo sometía todo a su paso pero que, sin embargo, Haru tanto
parecía adorar.
-Correte conmigo...cuando...te diga-le advirtió Rin.-O...serás
castigado si.....no obedeces.
Y el peli-azul se mordió el labio, tratando de contenerse.
Su orgasmo ya estaba en la vuelta de la esquina, lo notaba
apretándose y arremolinándose en su pene, muy cerca de escapar,
tensándole los muslos y haciéndole correr un sudor frío por todo
el cuerpo.
-Rin....no...no puedo.
-¡Tendrás que....poder!-exclamó este, alzándolo sobre su cuerpo
hasta casi tenerlo fuera y luego dejandole caer a peso sobre él,
bombeando aquel punto dentro del cuerpo de Haru que ya había
encontrado en su niñez.
De igual manera que sabía lo bien que se sentiría este cuando por
fin pudiera liberarse después de permanecer conteniéndose a sí
mismo.
Se lamió los labios al pensar en la caliente liberación del menor,
la cual aun no había probado.
Ni él la suya,se le ocurrió, pensando en todas las cosas que aun le
quedaban por hacer, mientras observaba a este con los ojos de un
tiburón mientras Haru solo permanecía con los ojos y los labios
apretados, tratando realmente de contenerse, con ganas obedecerle.
Pero cuando sintió que él mismo no estaba demasiado lejos de su
propio final, le dio una palmada dura y seca sobre las nalgas de
este, haciendo que este abriera los ojos con excitación y miedo.
Había tratado demasiado duro de contenerse, pero aquella cachetada
había corrido por su carne como una chispa sobre hierba seca hasta
concentrarse en su pene, que le urgía a que se dejara llevar de una
vez.
-Correte...¡YA!-gritó Rin mientras lo apresaba entre sus brazos.
Y Haru, deseoso por obedecer y dejarse llevar, así lo hizo, alzando
sus gritos con los de placer de Rin, que llenaron el pequeño cuarto.
Cuando Haru abrió los ojos y pudo ver de nuevo, aun tomando aire,
Rin aun lo mantenía preso, pero se fue apartando poco a poco hasta
que ambos repararon en aquellas manchas que habían aparecido en el
pecho de ambos.
-Así que...¿esto es de Haru?-preguntó el pelirrojo, pasando un
dedo por el pecho de este y llevándoselo a la boca, lamiéndoselo
con deleite.-Sí, sabía que tu sabor seria tan bueno como este.
Después, alzó sus ojos hacia Haru, el cual lo observaba expectante.
-Ya que yo he lamido un poco de lo tuyo, ¿por qué no me limpias el
pecho con esa lengua tuya que sabes que tanto me gusta y luego ya
veremos lo que pasa?-le dijo con una sonrisilla lasciva.
-¿No...no podríamos hacer eso....en un sitio más....cómodo?.
-Cierto. Límpiame el pecho e iremos a tu casa.
Y Haru así lo hizo.
Lentamente, como si la idea de marcharse no hubiera sido suya, Haru
comenzó a lamer todo el pecho de Rin, jugando de nuevo con sus
pezones con suaves tirones entre sus labios y, descendiendo sin
prisa, le lamió hasta la altura del ombligo, muy cerca del amigo
recuperado de este, ya que hasta allí le había manchado.
Sin embargo, sintiéndose extrañamente excitado, llevó su lengua
sobre la punta de este, que brillaba ya por una nueva necesidad,
saboreando el toque salado que inundó su boca y, oyendo el nuevo
gruñido de placer de Rin, continuo con sus pequeñas lamidas,
rodeando toda la punta con su lengua y acariciando la base con su
mano.
Consiguió albergarlo en su boca y, utilizando su lengua como un
mullido cojín, consiguió introducirse el miembro entero de Rin en
la boca, utilizando también su garganta, mientras sentía que volvía
a excitarse.
-¡Ya está bien!-exclamó el pelirrojo.-Continuaremos con esto en tu
casa, donde pueda ponerte de nuevo contra la pared sin temor de tirar
una pared abajo-le dijo, poniéndose en pie y subiéndose los
pantalones, dejando a Haru en el suelo, mirándole como un cachorrito
herido.
-¿No...podemos acabar eso...aquí?-murmuró.
Con lo que Rin se inclinó hacia él, cogiéndole de nuevo por la
barbilla, con esa sonrisa lasciva suya bailándole en la cara.
-Puedes quedarte tranquilo. Ahora que eres mío, solo te dejaré con
las ganas cuando crea que sea necesario. Así te enseñaré quien es
tu dueño.
-¡¿Me haces esto por lo de Makoto y Rei?!-exclamó Haru, poniéndose
en pie de un saltó.
Y Rin, con calma, le colocó la ropa en su sitio.
-Puede-murmuró.
Y, aun riéndose, salió corriendo del cuartucho mientras Haru
trataba de correr tras él.
…...
Gou volvía de haber acompañado a unas amigas a ir de tiendas,
notándose soporífera.
Ya había entendido como se sentían los chicos cuando iban con las
chicas de tiendas cuando había acompañado a los del club de
natación a hacer sus compras de bañadores al centro comercial y la
continua visión de músculos no había bastado para que aquello
dejara de parecer aburrido en grado sumo.
Pero no había podido negarse.
Desde que había entrado de mánager en el club de natación, había
comenzado a ver cada vez menos a sus amigas y muchos días solo había
hablado con ellas unos pocos ratos en clase.
-¡¡¡Ese club lleno de chicos está haciendo que te olvides de tus
amigas!!!-habia gritado una de ellas, algo más que molesta cuando
les había dicho que no podía quedar con ellas porque tenía que
asistir a los entrenamientos del club.
Así que, como compensación, había hecho un hueco para ir con ellas
ese día.
<<En verdad me estoy convirtiendo en una marimacho. Cada vez me
gustan menos las compras sin sentido y ya ni siquiera me molesto en
corregir a Nagisa cuando pronuncia mi nombre>>,pensaba mientras
dejaba escapar un suspiro de pesar que se reflejó en una pequeña
bola de calor frente a su cara.
En verdad no se había percatado de que por las noches ya bajaba
tanto la temperatura.
Caminando al lado del río, observó las luces de la ciudad
reflejándose sobre la superficie, disfrutando del espectáculo,
hasta que se percató de quien estaba sentado a la orilla del río,
cerca de encontrarse bajo el puente y fuera de su campo de visión.
-Makoto-sempai,¿qué haces ahí sentado?-le preguntó mientras se
sentaba a su lado, con cuidado de que nada se viera por debajo de su
falda.
Este pareció sorprendido al verla a su lado, pero aun así la
saludó.
-Había llevado a mis hermanos al dentista.
Pero, por mucho que Gou miró a su alrededor, allí no había más
gente que ellos.
-¿Y....donde están?.
-Los dejé en casa. Necesitaba un tiempo....para pensar.
Por la cara de este, no hacia falta ser un genio para saber que se
había llevado un desengaño amoroso.
-Haru-sempai.....¿a admitido sus sentimientos por mi hermano?-se
atrevió a preguntarle finalmente, apenas un murmullo que ella misma
oyó.
Makoto giró la cabeza hacia Gou con expresión sorprendida, pero
luego se relajó y solo asintió, volviendo la vista de nuevo a las
aguas que pasaban tranquilas cerca.
-Makoto-sempai encontrará enseguida otra excelente persona para
amar. Estoy segura de ello-le dijo esta, intentando lucir una sonrisa
animada que este se quedó mirando.
-¿Tú crees?.
-No lo creo. Estoy convencida de ello-afirmó con energía.
Pero Mako solo suspiro, apoyando la cabeza sobre sus brazos y
rodillas flexionadas.
-Yo no estoy tan seguro de eso.
Y aquella afirmación por parte de este la apenó.
Makoto-kun era un gran chico, siempre amable y dispuesto ayudar a los
demás, con el carácter cariñoso y tierno de una madre, pero con un
cuerpo que era claramente masculino.
Gou aun recordaba la primera vez que lo había visto.
Pensaba que el cuerpo de Haruka-sempai estaba mucho más que bien
proporcionado, quedando obnubilada por él, pero cuando poco después
pudo ver el cuerpo de Makoto en aquello competición improvisada con
la preparatoria de su hermano, por poco no se había caído de
espalda.
Donde el cuerpo de Haru era esbelto y algo delgado, como la mayoría
de chicos japoneses, pero que tanto le había encantado en un
principio, Makoto era grande, ancho,bien formado y musculado,
mostrando un pecho de los que se usarían para describir a algún
dios nórdico del rayo o algún que otro dios del sexo.
Con esa idea en su cabeza, Gou se sonrojó, detalle que no pasó
desapercibido para los ojos deprimidos de Makoto.
-¿Qué has pensado?.
-¡¿Eh?!-exclamó Gou, girándose hacia él mientras aun se sujetaba
las mejillas sonrojadas con ambas manos.
-¿Qué en qué estabas pensando?. Parecía algo agradable.
Y le dirigió su mejor mirada de que en verdad quería saberlo, con
la cabeza ligeramente ladeada y con las luces de la ciudad brillando
en sus ojos de una extraña y cautivadora manera que la dejó sin
aliento durante unos instantes.
-No....no era nada-le aseguró.
Pero este le dio un ligero golpecito en el brazo, dedicándole una
pequeña sonrisa genuina.
-No me mientas. De verdad parecía un pensamiento agradable.
-¡No puedo decírtelo!-exclamó de nuevo ella, cerrando los ojos y
llevándose las manos a las mejillas enrojecidas.
-Era algo....¿sobre mi?.
Y, aun con todo, Gou solo asintió casi imperceptiblemente con la
cabeza.
Makoto alzó la vista al cielo, pensativo.
-¿Algo relacionado con mis músculos?.
-¡¿Cómo lo sabes?!-exclamó ella, sorprendida, volviéndose a
girar hacia Makoto, haciendo que este se riera de nuevo más
abiertamente.
-Porque te hemos visto cuando venías con nosotros a las
competiciones y esas expresiones tuyas no son algo que se pueden
disimular.
Con lo que ella volvió a avergonzarse y Mako rió.
-Pero....no solo pensaba en tus músculos, sempai-le aseguró ella.
Haciendo que este volviera su atención hacia ella.
-¿Ah,no?.
-No. También pensaba en la buena personalidad que tienes, en como
ayudas a los demás, en como pretendes que todos se lleven bien entre
ellos y buscar su felicidad, en....
Pero la mano de Makoto sobre la suya en su rodilla la silencio.
-Me alegra ver que piensas así de mi-le dijo con sinceridad.
Y Gou, sonrojándose aun más al mirarlo de aquella manera, se
inclinó sobre él y lo beso, un simple beso seco y casto donde había
más vergüenza e inocencia que cualquier otra cosa.
Sin embargo, este dejó a Makoto paralizado, apenas capaz de
pestañear y respirar al mismo tiempo.
-¿Por...por qué...?-consiguió murmurar.
-Porque....creo que ….me gustas, sempai.
Solo ocasionando que en aquella ocasión fuera Makoto el que se
sonrojara.
Sin embargo, esta no le dio tiempo a que se sorprendiera o dijera
algo en contra.
Cogiendo la cara de Mako entre sus manos, Gou hizo otro intento de
beso, presionando sus labios contra los de este mientras permanecía
con los ojos cerrados, muerta de la vergüenza.
Pero, aun con todo, Makoto, por muy sonrojado que estuviera, no se
apartó de ella y entreabrió la boca bajo la suya, alentándola. No
había esperado una rendición tan rápida por parte de este, pero
cuando ella también abrió su boca, imitándole, el sabor claramente
masculino que explotó en su boca casi la hizo lanzar gorgoritos de
placer y se puso de rodillas, rodeando el cuello de Mako con los
brazos para tratar de acercarlo más.
No supo de donde sacó ese valor para colocarse entre las piernas del
mayor, liderando ella el beso. El contacto de sus labios con los de
Makoto-sempai se sentía tan bien que era como si sus propios labios
hubieran adquirido una super-sensibilidad e introducir la lengua en
su boca se le hizo la cosa más natural del mundo, buscándolo,
instándolo a que hiciera lo mismo.
Makoto se separó un poco, buscando algo de aire, pero la excitación
en Gou no le permitió alejarse demasiado y, agarrándole más
firmemente por la cabeza, hizo el beso brusco y necesitado, como si
ella fuera una sedienta y él el único oasis que se encontrara a
kilómetros a la redonda, al tiempo que se sentaba sobre él, notando
la erección que se hacia cada vez más evidente a través del
pantalón, por muy tímido que pudiera parecer este.
-¿Podría servirte yo, Makoto-sempai?.¿Aunque solo sea por un
tiempo?-le preguntó con voz excitada, con los ojos entrecerrados al
tiempo que se frotaba contra él, mientras su cuerpo buscaba lo mismo
que él parecía buscar.
-No hables.... así de ti-le murmuró este, intentando mirarla sin
que se le quebrara la voz.
Gou se había excitado más de lo que Haru podría nunca con él y,
aun sabiendo eso, sentía deseos de quitarse los pantalones para que
ella continuara con aquel movimiento de fricción.
-Ahhggg...Pero....de verdad me....gustaría servirte de
algún....modo...Makoto....¡¡Ahh!!!¡¡¡Sempai!!!.
Aquella fricción que Gou había mantenido sobre él había acabado
por despertarlo y, casi inconscientemente, alzó las caderas para
recibir las de ellas, imitando el movimiento más primitivo y antiguo
del mundo.
Aquel movimiento fue como el disparo de salida para ella, que se
lanzó de nuevo a su boca con tal fuerza que acabó tumbándole en la
hierba, con los brazos alrededor de su cuello, aumentando la
velocidad de la fricción hasta casi hacerla una necesidad vital.
Makoto pensó que Gou realmente debía de estar excitada y pensar en
eso, en las partes intimas de esta esperando por él, necesitándolo,
llorando por lo que pudiera darle, fue más que suficiente para que
algo le explotara en la cabeza.
Movió su mano hasta tenerla dentro de la falda de ella y, como había
pensado, esta ya estaba mucho más que excitada, de tal manera que,
cuando hizo su ropa interior a un lado, y comenzó a explorarla,
intentando prepararla más, esta gimió como un animal herido,
dejando caer sus caderas hacia sus dedos.
-Mak...Makoto....sempai-murmuró ella, con los ojos cerrados,
comenzando a girar sus caderas en círculos.
-Tenemos que...irnos a algún lugar más....privado-murmuró él a su
vez.
Pero Gou negó con la cabeza.
-No nos....moveremos de aquí hasta... acabar esto-le respondió,
metiendo la mano entre sus cuerpos y abriendo la cremallera de los
pantalones de él.
-¡Alguien podría vernos!-exclamó Makoto, alarmado y excitado
cuando notó como su miembro caía sobre la mano de esta como si
fuera su lugar favorito.
-Ya no hay....tiempo para...eso-volvió a murmurar esta y,
colocándose mejor sobre él, lamiéndose los labios mientras miraba
el miembro de Makoto en su mano, colocándose en posición, comenzó
a descender poco a poco.
El calor de su cuerpo y su humedad dieron contra este como una bomba,
obligándole a que se agarrara a la hierba para controlar su impulso
de agarrarla y bombear tan rápido y salvaje, sin control, que no se
creía capaz de parar hasta que amaneciera. Y ese pensamiento solo se
afirmó cuando ella consiguió acogerlo por entero en su canal,
formando una O perfecta con sus labios, tan pérdida en aquellas
sensaciones como él.
Las manos de Makoto se alzaron hasta los pequeños pechos de esta,
apretándolos con ansias cuando ella volvió a rotar sus caderas de
aquella manera lenta y sensual que lo tuvo jadeando, notando que,
cuando más apretaba sus pechos, jugando con ellos en sus manos, esta
más se humedecía y más se excitaba.
Pero explotaría mucho antes que ella si Gou mantenía aquel ritmo,
así que incorporándose, quedó sentado e inmovilizó sus caderas,
haciendo que esta pareciera pérdida por la pausa.
-Qui...quiero intentar....algo-consiguió decirle y, agarrándola
mejor, la alzó con facilidad sobre su cuerpo, haciéndola caer
cuando ya poco les unía, haciendo que los gritos de placer de ella
se alzaran más que los débiles suspiros que había estado dejando
escapar y él sintiera como se le tensaban la parte trasera de los
muslos, creándole una sensación de tensión en el miembro,
avisándole de su final.
Pero, por mucho que quiso refrenarse a sí mismo, alargar aquel
momento todo lo posible, no pudo y tuvo que dejar salir su esencia,
obligándose aun a bombear dentro de ella, sabiendo que poco debía
de faltarle para su clímax por su cara sonrojada, la mirada perdida,
la forma que agitaba la cabeza y la presión que su vaina hacia
contra él, contrayéndose y abrazándole con tal fuerza que lo haría
culminar de nuevo antes de que ella llegara al orgasmo.
Sin embargo, Gou pronto soltó un grito de éxtasis, dejando que su
``¡¡¡Sempai!!!´´pudiera ser audible desde las casas cercanas al
río.
A ninguno pareció importarles eso, por el contrario.
Gou se agarró a su camisa, respirando rápidamente contra su cuello,
al tiempo que Makoto pasaba las manos por la espalda de ella en
lentas pasadas, como si tratara de tranquilizarla y darle las gracias
al mismo tiempo.
Estuvieron así durante unos minutos, sin decir nada, donde Makoto
realmente se sintió bien en aquel instante, pensando que no le
importaría permanecer así para siempre.
Sin embargo, Gou se movió y se apartó de él, dejándolo
desconcertado.
Aun sentado en la hierba, vio como esta caminaba con pasos
tambaleantes hacia uno de los pilares del puente, donde podían
permanecer lejos de la gente que podría asomarse por allí y, ante
un gesto de la mano de ella, este se puso en pie, perdiéndola de
vista durante unos segundos.
Cuando llegó a su altura, se encontró a Gou arrodillada en el
suelo, esperándole.
-¿Qué...?-murmuró este.
Pero las manos de Gou se dirigieron rápidamente a su cremallera,
liberando a su miembro de nuevo, el cual pareció despertar cuando
ella hizo intención de llevárselo a la boca.
-Esta será....la primera vez que hago esto, así que....perdoname si
no sé hacerlo bien, sempai-se disculpó ella de antemano.
Makoto iba a alegar que no tenía nada de lo que disculparse, pero
cuando su miembro rozó los labios de ella, se quedó sin aliento,
solo obligándose a permanecer en pie mientras llevaba las manos
hasta la cabeza de ella, intentando no caer de rodillas ante su
toque.
Con un tímido lengüetazo, Gou lamió su hendidura, llevándose
cualquier rastro de liquido pre-seminal que este hubiera podido
expulsar, sintiendo un palpitar entre sus piernas al mismo ritmo que
intentaba bombear el miembro de Makoto en su boca.
Extasiada por esa sensación que la humedeció de nuevo, continuó
lamiéndolo y acogiéndolo en su garganta, evitando una arcada cuando
tocó su campanilla, solo consiguiendo que la sensación de su sexo
se incrementara, abriendo los ojos solo para comprobar que Makoto
parecía disfrutar de aquello tanto como ella, jadeando como un pez
fuera del agua, con los ojos cerrados y su aliento formando numerosas
nubecillas de vaho a su alrededor.
Pensando que nunca había visto nada tan hermoso, tragó con energía,
viendo como este gimió ante eso y aceleró el ritmo, colocando las
manos sobre los muslos de este porque no sabía donde ponerlas,
notando como cada vez más perdía la cabeza, apretando sus propios
muslos para no explotar en mil pedazos antes de terminar con él.
Sin embargo, cuando ya sentía a este cerca de su limite, tuvo una
idea deliciosa.
Sacó el miembro de este de su boca, haciendo que Makoto la mirara
con sorpresa, y, disfrutando de la mirada fascinada de este, se
deshizo de su ropa interior, dejándola caer a un lado.
Tras eso, volvió a arrodillarse, ahora de espaldas a él, se levantó
la falda, pegó la cara al suelo y, ofreciéndole una buena vista de
sus partes más que húmedas y preparadas, le dijo:
-Tomame como más desees.
Makoto cerró los ojos como si le hubiera herido de algún modo,
pero, cuando volvió a abrirlos, sus ojos brillaban con deseo
incontrolado batallando en su interior.
-¿Seguro que....quieres esto?.
Gou se lamió los labios, notando el sabor salado de este en su boca,
y asintió.
No hicieron falta más palabras.
Makoto se dejó caer tras ella y, colocando las manos con fuerza en
sus caderas, se internó en su cuerpo de forma rápida y necesitada,
haciéndola gimotear de placer de nuevo.
Colocando bien los brazos contra el suelo, Gou salió al encuentro de
las embestidas de este, llenando el silencio de la noche con el
sonido de sus cuerpo, por encima del rumor del río, hasta que los
dos jadeaban de tal manera que podrían haber avisado a cualquiera
que pasara por allí sobre lo que estaban haciendo.
Pero, de extraña forma, Gou se excitó más al imaginar que alguien
los pudiera estar observando desde las sombras y, apretándole en su
canal resbaladizo y mucho más que excitada, explotó con un nuevo
grito de placer, rompiéndose en mil pedazos mientras notaba de
manera vaga que Makoto bombeaba unas cuantas veces más en su
interior hasta que un liquido cálido la embargo.
Ambos quedaron inmóviles donde estaban, ambos sorprendidos por la
fuerza de su liberación y recuperando el aliento.
Sin embargo, Makoto fue el primero en recuperarse y la ayudó a
ponerse en pie, dejando que esta se apoyara contra su cuerpo cuando
le fallaron las piernas.
Tras vestirse él primero mientras Gou aun parecía recuperarse,
cogió la ropa interior de esta y, arrodillándose a sus pies, le
alzó los pies uno a uno y subió la ropa por su cuerpo, besando su
monte de Venus momentos antes de cubrirla del todo, depositando un
nuevo beso después que consiguió hacer que ella se sonrojara de
nuevo.
-Me gustaría que, en el futuro, me permitieras complacerte a ti-le
dijo este, alzando sus ojos hacia ella con una seria expresión.
Como única contestación, Gou solo pudo asentir con la cabeza,
observó como este se ponía en pie con una sonrisa y, cogiéndose de
la mano, Makoto le preguntó donde vivía para acompañarla.
….
Días después de aquellos incidentes, las parejas eran algo más que
obvias tanto dentro como fuera del instituto.
Nagisa no pudo evitar sonrojarse cuando la gente le preguntó si ese
mordisco en la cara se lo había hecho Rei, con lo que el mayor
abrazaba al pequeño delante de todos, preguntando si había algún
problema con ello, besando la mejilla herida de este con cariño
mientras solo conseguía que Nagisa se sonrojara más pero acabara
sonriendo y los autores de las preguntas se alejaran con la sensación
de estar presenciando algo demasiado personal.
Gou iba a la clase de Makoto y Haru en todos los descansos que podía
y, sin vergüenza alguna, se sentaba sobre las piernas de este,
abrazándole y diciéndole lo que le había estado echando de menos,
consiguiendo que este se avergonzara, pero que murmurara un``Yo
tambien´´ por lo bajo que no pasaba desapercibido para Haru, que
solo sonreía a escondidas, viendo como su amigo realmente parecía
mirar a Gou con adoración, del mismo modo que ella lo miraba a él.
Y, claro, cada vez que salían del instituto, Rin se encontraba
esperándolo, alegando que necesitaba a Haru durante un tiempo a
solas, consiguiendo que este tuviera que mirar hacia otro lado,
sonrojado, alegando que se reunirían con los demás después de unas
horas.
-Pero....si veis que después de 3 horas no hemos venido, ya no
contéis con nosotros-les decía el pelirrojo, colgado de los hombros
de Haru, mirándoles a todos con una sonrisilla maliciosa.
-¿Es necesario que les digas eso?-le recriminó Haru mientras ambos
se encaminaban a casa del peli-negro.
-¿Por qué te avergüenzas?. Sabes que los demás están haciendo lo
mismo-le respondió Rin, encogiéndose de hombros, pareciéndole
importar bien poco que uno de esos que hacían lo mismo que ellos era
su propia hermana.
``Bien pensado, también es verdad´´, pensó Haru, abriendo la
puerta de su casa, momentos antes que Rin lo cogiera por la cintura y
lo empujara al interior, murmurando un <<Ya no podía esperar
más>>.
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